Difícil creer que algo real vive en un reflejo. Como un delicado espejo, el agua junto a la fina arena deja reflejos de una vida tan real como lejana es a nuestro alcance. Parece que con sólo estirar un brazo puedes alcanzarlo y notar su delicado tacto en tus dedos, pero nada más lejos de la realidad. Cuando tan sólo crees llegar a sentir su aliento fresco, las formas creadas por nuestros propios pasos hacen cambiar esa realidad creada, transformándola en un sueño tan borroso como dudoso.
¿Y cual es el secreto? Tan sólo esperar a la siguiente ola.
La orilla se moldea al son de las olas al igual que nuestra vida corre al son de nuestros pasos. A ambas no es posible pararlas, pero si guiarlas.
